LIBERTAD

Crónica de una huelga truncada

Me levantaba esta mañana ilusionado con acudir a una nueva movilización en defensa de algo tan básico como la educación pública de calidad, garante de una sociedad justa en la que la igualdad de oportunidades no sea una mera conjunción de tres palabras biensonantes y políticamente correctas, si no más bien la consecución de un derecho inalienable para las personas en una sociedad justa, libre y democrática.
Acostumbrados estamos los miembros de Ciutadans a recibir insultos, amenazas, coacciones, desprecios y lo que a veces sienta peor, las miradas de odio; yo no las llevo nada bien, nunca las he llevado bien, no entra en mi carácter el odio, porque es el previo paso del rencor y de la negatividad más profunda que lleva a sacar el lado menos humano de la persona...
Ahora bien, a lo que uno no se puede acostumbrar de ninguna de las maneras, es a lo que hoy ha sucedido, algo huele a podrido en la sociedad en general y hay multitud de elementos para describir ese hedor: egoísmo, falta de compañerismo, superficialidad, falta de humanismo... pero este no es el caso que me ocupa hoy. Y es que como decía, algo huele a podrido en la sociedad en general, pero en la sociedad catalana ese olor se hace irrespirable, vomitivo, nauseabundo, ¿qué ha ocurrido con nuestra educación, para que chavales que todavía no han tenido tiempo de crecer lo suficiente como para tener voz propia dentro de su conciencia, se crean con la superioridad moral de insultar a los demás por el hecho de pensar distinto?¿Qué ha ocurrido con nuestra sociedad, para que unos chavales que no han vivido etapas de verdaderas coacciones a las libertades más individuales, muestren tanto odio por otras personas que lo están viviendo ahora, precisamente por estos mismos chavales que se creen víctimas siendo verdugos?¿Qué se está haciendo mal para que una mañana de huelga, de lucha por una causa común, una lucha que ya trae consigo suficientes elemenots negativos, se convierta en un espectáculo oscuro, denigrante, vergonzoso y asfixiante?
Realmente algo no va bien en la educación, algo no va bien en la sociedad, y hoy era un magnífico día soleado para acudir todos juntos a “patalear” ante un hecho consumado como es la Ley de Educación de Cataluña, una ley que entre otras cosas abre la puerta a la privatización de la enseñanza pública, a la ruptura de la gestión democrática de centros, al ataque directo a las condiciones laborales del profesorado, al amiguismo y chanchullismo que comentaba nuestro diputado Antonio Robles en un brillante artículo de hace pocos días y al alejamiento definitivo de una educación bilingüe.
Y es que, no hay nada más esclarecedor para tener claro que algo no funciona, que escuchar a chavales con granos en la cara gritando sus consignas de siempre, en una manifestación que no les pertoca, en la que ellos no se merecen estar, en la que deberían tomar apuntes y aprender a escuchar ... Demasiada gente ha dejado su vida durante muchos años por la libertad para que ahora vengan a arrebatárnosla aquellos que no han tenido suficiente tiempo como para leer a Voltaire o como para saber el verdadero significado de ser progresista.
Pero de todo se saca algo de provecho si sabes que detrás de cada piedra en el camino, encontrarás una oportunidad para un mundo mejor. Así que por mi parte, de todo el espectáculo acontecido, me quedo, como no podía ser de otra forma, con algo muy positivo, y es que ante las intimidaciones, los insultos, los gritos, las coacciones, el odio, el rencor y la ira, la palabra LIBERTAD ha salido tan fuerte de nuestros corazones, que ha hecho enmudecer a estos aprendices de batasunos durante unos instantes, pequeños, sí, pero preciosos, de los que te hacen reafirmar en la lucha, de los que te hacen poner la piel de gallina y llenan el depósito para el largo camino que nos espera por recorrer...
¡NO A LA LEC!, ¡SÍ A LA LIBERTAD!