sábado, 13 de junio de 2015

Revista SCC-Artículo sobre el modelo sanitario de ACP


El sistema sanitario español ha supuesto hasta la llegada de la crisis económica uno de los grandes orgullos de la ciudadanía de este país. Un modelo público universal, gratuito y de calidad, que pese a necesitar mejoras de calado, ha conseguido generar confianza en la ciudadanía. Una confianza ganada a pulso a través de un sistema que ha logrado implantar una red asistencial que no ha dejado prácticamente a nadie atrás. Con un modelo de gestión de trasplantes pionero a nivel mundial; con una red de teleasistencia para los más mayores que atiende a un sector de la población que sufre las consecuencias de algo tan positivo como es el aumento de la esperanza de vida; con una red de grandes, medianos y pequeños hospitales, complementados por ambulatorios casi en cada núcleo de población sustancial, que han contribuido a la tranquilidad de la población en un tema tan fundamental.
Pero aunque la evolución del sistema público de salud ha sido en líneas generales positiva, y más si lo comparamos con la mercantilización que de este servicio se ha hecho en otras latitudes, siempre quedan cosas por mejorar. Con la crisis económica, el sistema sanitario ha sido uno de los servicios públicos más castigados por unas políticas de austeridad que han mermado gravemente su calidad, entregando la salud de la mayoría de los ciudadanos a la voracidad de las empresas privadas. Este deterioro del sistema sanitario no solo afecta a esa confianza ganada durante años, sino que, lo que es peor, atenta directamente contra la igualdad y la justicia social.
Aumento de las listas de espera, atención deficitaria en los servicios de urgencias, limitación del tiempo dedicado al paciente por parte de los facultativos, empeoramiento de las condiciones laborales del personal sanitario, intento de privatización mediante externalización de servicios, y un largo etcétera de elementos que nos llevan a pensar que algo tan preciado y que ha costado tanto conseguir, necesita de una protección especial frente a los ciclos de la economía de mercado y frente a los que pretenden hacer negocio con un elemento tan nuclear en la vida de los ciudadanos.
Por todo esto, desde Alternativa Ciudadana Progresista proponemos una reforma constitucional que impida, igual que se ha hecho con el pago de la deuda, que se rebaje el presupuesto en sanidad (y en el resto de servicios públicos fundamentales) y que garantice la gestión pública del sistema. La mejora de la gestión puede llevar al ahorro, por ejemplo unificando diecisiete sistemas estancos, centralizando compras, evitando duplicidades, desarrollando estrategias de mejora del propio sistema, pero bajo nuestro punto de vista, siempre desde el colchón de una financiación suficiente y creciente, que no esté a expensas de los vaivenes de la economía global y de la entrada de capital privado con intereses espurios.

Desde nuestra organización tenemos claro que un objetivo tan ambicioso solo se puede llevar a cabo desde la unidad cada vez a mayor escala. La fragmentación de España solo crearía mayores dificultades al mantenimiento de una red asistencial pública de calidad y por eso nos oponemos frontalmente a los secesionismos interesados que en nada benefician a los más débiles. Por lo tanto, por una mejor sanidad, pública, universal, gratuita y de calidad, nos sumamos al conocido eslogan del #JuntsImillor