domingo, 26 de julio de 2015

El triple peligro del final del proceso.


El triple peligro del final del proceso

DANIEL PERALES
lunes, 20 de julio de 2015, 09:24
La fase artúrica del plan secesionista llega a su fin. Para bien o para mal, “s’ha acabat el bróquil” y el alivio a tanta irracionalidad ve la luz al final del túnel. Como suele pasar en tantos procesos sociales, la dialéctica hegeliana nos ayuda a entender que vamos camino de encontrar una síntesis a todo este cúmulo de despropósitos diseñado desde hace varias décadas, que en su acelerón final camina a caballo entre el ridículo y el chiste malo.
Pese al incremento del sufrimiento y la división que este proceso letal para la convivencia está provocando en sus últimos suspiros, algunos nos alegramos de que la lluvia fina haya dejado paso a un chaparrón del que nadie pueda evitar mojarse.
Pero, como suele suceder en este tipo de situaciones límite, no faltan aquellos que pretenden darle una patada al balón para alargar la partida, siendo dos perfiles los más proclives a esta estrategia. Por un lado, los bienintencionados que quieren buscar equilibrios y, mediante el pacto, el diálogo y la comprensión unidireccional, entran en un peligroso juego equidistante que sitúa en el mismo plano a víctimas y verdugos.
Además, también están los que pretenden volver al kilómetro treinta de la maratón para evitar la pájara que les ha imposibilitado llegar a la meta, coger fuerzas y esperar un poco a encontrar otra oportunidad más adecuada para culminar la hazaña, emulando a Filípides.
El equilibrio virtuoso aristotélico poco o nada tiene que ver con el primer perfil explicado, más bien podríamos situarlo en el síndrome de Estocolmo y en el miedo a tener que liderar una alternativa distinta. En este grupo podríamos situar a los socialistas, tanto en su versión nacional como en la autonómica.
Respecto al segundo grupo, liderado de forma magistral por el señor Josep Antoni Duran i Lleida, nos encontramos con el peligro real que supone el apoyo de los grupos de poder capitalinos, agotados con un proceso que nunca han entendido ni pretender entender. Este sector se mueve en coordenadas coste/beneficio, poco dadas a preocupaciones tan terrenales como las que tenemos los ciudadanos que sufrimos las políticas de asfixia cívica por parte del nacionalismo.
Ante este triple peligro, a saber, el del salto adelante del secesionismo -Declaración Unilateral de Independencia (DUI) mediante-, el de la búsqueda del contentamiento de los ontológicamente descontentos, y el de los que quieren volver a mirar para otro lado dejando hacer de nuevo a los del “peix al cove”, no nos queda otra que estar ojo avizor. Cuando una película es muy mala, o te vas sin que termine, o en un afán de tendencia masoquista, te quedas hasta el final, dormido y apesadumbrado a partes iguales. Lo que nunca haces es salir del cine y volver a comprar otra entrada para repetir en la siguiente sesión.
Hagamos una película buena entre todos los que queremos una sociedad más justa, con más igualdad, más libertad y más solidaridad. Una película con una España atractiva, moderna y estimulante como protagonista. Hagámosla inclusiva, abierta, tolerante, de la que nadie se pueda apear desde unos valores humanistas globalmente reconocidos. Pero, hagámosla.
* Daniel Perales es miembro de la Junta Directiva de Societat Civil Catalana.


http://www.lavozlibre.com/noticias/ampliar/1103520/el-triple-peligro-del-final-del-proceso

https://societatcivilcatalana.cat/es/news/el-triple-peligro-del-final-del-proceso-qidx






















jueves, 9 de julio de 2015


De atuendos y prejuicios

Daniel Perales

Jueves, 18 de junio de 2015 - 08:32 
Inmersos como estamos en momentos de cambio, llama la atención alguno de los focos en los que se está fijando el debate político. Uno de estos centros de interés mediático, aparentemente bienintencionado, pone el acento en la estética, que a diferencia de la ética, cada uno tiene la suya. Si bien hay algunos patrones comunes como que no se debe mezclar la raya con el cuadro, estaremos todos de acuerdo que en poco afecta a la convivencia diaria entre humanos. Si no me gusta tu chaqueta con coderas o tu corbata ancha clásica no voy a creerte menos capaz de realizar cualquier función que te sea encomendada, a no ser que sea la de ejercer como consejero del amor en algún programa de culto de los mediodías.
No vaya a ser que lo que realmente subyazca de esta obsesión por lo estético sean prejuicios basados en un clasismo elitista de los que no aceptan la derrota en las urnas
De esta manera, no entiendo la obsesión de algunos por mostrar como algo negativo el hecho de que nuestros recién elegidos representantes de la soberanía popular lleven piercings, tatuajes, vistan ropa cómoda o vayan en bicicleta a cumplir con sus obligaciones. ¿Qué tal si los juzgamos por sus actos? Me parece evidente que el hecho de que gobierne una fuerza política en Badalona travestida de Podemos para recoger sus votos, siendo apoyada por una parte ínfima de la ciudadanía; que llegue a la alcaldía por la puerta de atrás y en un acto completamente bélico a nivel simbólico coloque una estelada gigante en la plaza mayor, es criticable políticamente, y mucho, pero no que su máxima representante luzca una riñonera o sandalias con calcetines. Me parece criticable políticamente que el PSC haya vuelto a vender a su electorado en Castelldefels cayendo en brazos de las exigencias secesionistas más trasnochadas, pero no el tono rojo evolución morado de sus carteles de esta campaña que parecían desteñidos de fábrica. Me parece criticable políticamente que los recién elegidos concejales por la CUP en Barcelona se fotografíen con unos cartelitos de apoyo al preso Otegui, pero no por su looks deportivos o alegóricos a películas tatuadas en sus manos.
Por lo tanto, y espero que se me disculpe este tono de humor, más que negro que lo carga el diablo, un poco a colorines, lo criticable políticamente es la acción, no la estética. Para lo segundo, censurable también en otro plano, entramos en el terreno de la frivolidad, como parte de este artículo. No vaya a ser que lo que realmente subyazca de esta obsesión por lo estético sean prejuicios basados en un clasismo elitista de los que no aceptan la derrota en las urnas. Y sintiéndolo mucho, después de ver cómo nos han saqueado políticos vestidos con impolutos trajes, regalados o no, deberíamos darle el beneficio de la duda a los que no dan tanta importancia a la estética pero sí a la ética, o eso dicen. No empiezan bien con casos como el de los tweets de Zapata o los acercamientos de Colau al más rancio nacionalismo. Estaremos atentos.

http://www.cronicaglobal.com/es/notices/2015/06/de-atuendos-y-prejuicios-21173.php

http://www.cronicapopular.es/2015/06/dani-perales-de-atuendos-y-prejucios/

http://www.alternativaciudadana.es/index.php?option=com_content&view=article&id=20019%3Ade-atuendos-y-prejuicios&catid=137%3Atribuna-nacional&Itemid=39&lang=ca