sábado, 22 de diciembre de 2007

Para Ariadna




Esta mañana me he levantado de repente pensando en ciertas cosas que suelen venirme a la cabeza en momentos puntuales, en situaciones de freno a la cotidianeidad de lo cotidiano que ocupan todo el espacio de mi vida. Una de las cosas por las que decidí ser maestro desde bien pequeño era por una vocación personal humana y espiritual que se acompañaba de un tiempo libre y vacacional que dejase espacio a mi vida en el más estricto sentido de la palabra.
Una vida que desde una óptica vivencial y no meramente existencial es un proceso a veces demasiado complicado. Y es en esos momentos de freno a la alienación diaria, que diría Marx, en los que brotan de mis más profundas entrañas los sentimientos más injustamente tapados, las vivencias que superan a la mera existencia ... Circunstancia esta última que te hace pensar en como lo realmente importante, lo que fundamentalmente da sentido a nuestra vida, suele quedar escondido por un mundo cada vez menos humano, cada vez más despiadado con las conciencias y cada vez más alejado de la fuente de energía que nos hace crecer a todos. ¿Ya sabéis que hablo del amor verdad?
Para todos los que disfrutáis como yo de ese algo que lo llena todo, de esa energía infinita que mueve el mundo, va dedicada esta reflexión y para los que no sabéis donde encontrarla o la habéis perdido sin saber porqué solo me queda explicaros mi secreto para no querer perderlo nunca y es que he llegado a la conclusión de que la búsqueda de la felicidad es la meta de la vida. En el proceso está realmente lo importante. Nunca el mañana será mejor si el presente, si el hoy, no te hace sentir como si brotaran flores de tu corazón. Busca sentir esas flores continuamente y lo demás será un camino de rosas. En el amor está mi respuesta…

Para Ariadna

Mi lotería de cada día es abrir los ojos y ver que estás ahí conmigo.

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